Las fisuras anales son un desgarro en el revestimiento del canal anal, lo que genera un intenso dolor y sangrado durante y después de la defecación. Aunque esta afección es benigna, no tratarla a tiempo puede ocasionar complicaciones serias. En este artículo, abordaremos si realmente representan un riesgo para la salud y las consecuencias de no recibir tratamiento adecuado.
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Entonces, ¿son peligrosas las fisuras anales?
Las fisuras anales en sí no suelen ser peligrosas si se tratan de manera oportuna. Sin embargo, cuando no se atienden correctamente, pueden volverse crónicas, lo que implica dolor constante, sangrado recurrente y dificultades para realizar actividades cotidianas.
En muchos casos, las fisuras anales son causadas por el paso de heces duras o diarrea crónica, lo que provoca el desgarro en el anodermo. Si bien es común que estas fisuras sanen con tratamientos médicos, como baños de asiento, ablandadores de heces y cremas tópicas (por ejemplo, nitroglicerina o nifedipina), hay situaciones en las que se requiere intervención quirúrgica, especialmente en las fisuras crónicas o aquellas que no responden a la terapia médica inicial
¿Qué tan peligrosas son las fisuras anales?
Las fisuras anales pueden llegar a ser peligrosas si se convierten en un problema crónico o si están asociadas con otras condiciones, como la enfermedad de Crohn. En casos avanzados, pueden llevar a complicaciones, como la formación de abscesos o fístulas anales, lo que puede requerir una intervención más invasiva.
Una fisura anal no tratada puede generar un ciclo de espasmo en el esfínter anal, lo que impide su cicatrización. Esta condición perpetúa el dolor y aumenta el riesgo de infecciones, lo que puede derivar en la necesidad de procedimientos quirúrgicos más complejos. Además, el continuo dolor asociado con esta condición puede afectar la calidad de vida del paciente, limitando su capacidad para realizar actividades cotidianas sin malestar
¿Qué pasa si tengo una fisura anal y no me opero?
Si tienes una fisura anal y no la tratas adecuadamente, ya sea con tratamiento médico o quirúrgico, el riesgo principal es que la fisura se cronifique. Una fisura anal crónica es aquella que ha estado presente durante más de 8 semanas y suele ser más difícil de tratar que una fisura aguda.
En los casos crónicos, la fisura puede desarrollarse en bordes endurecidos y papilas anales hipertrofiadas, lo que complica su curación. Esto puede aumentar el dolor y el sangrado durante la defecación, además de incrementar el riesgo de infecciones recurrentes. La falta de tratamiento también puede llevar a la formación de fístulas, lo que requerirá una intervención quirúrgica más compleja
Además, no tratar una fisura anal puede derivar en la necesidad de procedimientos invasivos, como una esfincterotomía, que aunque es un tratamiento eficaz, conlleva ciertos riesgos, como la incontinencia fecal en algunos casos.
¿Las fisuras anales son peligrosas realmente?
Si bien las fisuras anales no son mortales, pueden generar complicaciones serias si no se tratan adecuadamente. El riesgo aumenta en casos de fisuras anales crónicas o aquellas asociadas con enfermedades subyacentes, como el Crohn, una enfermedad inflamatoria intestinal. En estos casos, las fisuras pueden ser más profundas, difíciles de tratar y asociadas con otras complicaciones perianales, como abscesos o fístulas
Es crucial que cualquier persona que presente dolor anal intenso o sangrado después de la defecación consulte a un especialista en coloproctología para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. Las fisuras crónicas requieren un manejo especializado para evitar complicaciones a largo plazo y asegurar una recuperación completa.
¿Qué debo hacer si tengo una fisura anal?
Si sospechas que tienes una fisura anal, lo primero que debes hacer es acudir a un especialista en fisuras anales en Lima o una clínica proctológica, el especialista en tratar esta clase de afecciones. El diagnóstico temprano es clave para evitar que la fisura se convierta en un problema crónico.
El tratamiento inicial para una fisura anal incluye medidas médicas como:
- Aumento de la ingesta de fibra y agua: Esto previene el estreñimiento y facilita el paso de las heces.
- Baños de asiento: Ayudan a relajar el esfínter anal y mejorar el flujo sanguíneo en la zona afectada.
- Vasodilatadores tópicos: Ungüentos de nifedipina o nitroglicerina son comúnmente recetados para relajar el esfínter anal interno y permitir la cicatrización
- En los casos donde las fisuras no responden a estos tratamientos, el especialista puede recomendar una esfincterotomía lateral, un procedimiento quirúrgico que tiene una alta tasa de éxito, pero conlleva ciertos riesgos, como la incontinencia fecal en algunos pacientes